En este sitio hallarán los programas correspondientes a los cursos 2012 / 2011 / 2010 de Literatura a cargo de la Prof. Carmen Ramírez, además de apuntes y consignas de trabajo. LICEO PEDRO L. IPUCHE de Santa Clara de Olimar y LICEO ENRIQUE ALZUGARAY de Cerro Chato.
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miércoles, 28 de abril de 2010

5to año. ESTRUCTURA DEL CANTO XXII DE "LA ILÍADA"

La composición del canto XXII muestra una estructura circular: comienza con tres discursos atribulados, termina con tres discursos desesperados de los familiares de Héctor y, en medio, una larga muerte.
Estructura (en tres grandes bloques de escenas)
A.Preparativos del combate (versos 1 a 246)
1. Aquiles engañado por Apolo
2. Tres cuadros y tres discursos que “suspenden” la acción.
3. Huída de Héctor y persecución (cortada dos veces por escenas acontecidas en el Olimpo).

B. Bloque central (versos 247 a 404)

1. Combate propiamente dicho
2. Héctor en tierra: súplica y profecía.
3. Los aqueos insultan el cadáver de Héctor.
4. Entonación del peán y retorno de Aquiles, vencedor.
C. Duelo en Troya (versos 404 a 515)
Comprende tres discursos sucesivos: Príamo (padre de Héctor), de Hécuba (madre) y de Andrómaca (esposa).

“En ninguna otra obra épica ocurre que sus héroes principales sean mostrados como aquí Héctor, huyendo aterrorizado, fuera de sí. Y casi no hay héroe en La Ilíada que, junto a su Aristía (momento de esplendor), no tenga también su momento de descorazonamiento, de miedo, de retroceso”
TOMADO DE “HOMERO DE MARIO ÁLVAREZ

miércoles, 21 de abril de 2010

4to año. EL CID




El “Cantar de Mio Cid” es la obra más antigua escrita en lengua castellana que ha llegado a nosotros. Es indudable que no fue este poema el primero de la literatura española, pues tiene unos valores expresivos y un dominio del idioma que sería imposible encontrar en un primer intento literario. Si se lo considera como punto de arranque es justamente porque no se han conservado obras anteriores.
Este Cantar narra las hazañas de Rodrigo Díaz de Vivar, héroe castellano. Habría sido compuesto hacia 1140, sólo unos cuarenta años después de la muerte del Cid (1099). Muchos de los que conocieron al Campeador, e incluso algunos de los personajes que aparecen en el poema, vivirían aún cuando éste comenzó a cantarse en las plazas de las aldeas y en los salones de los castillos. El poeta que lo compuso habría tenido noticia directa de las proezas del héroe. Por todo ello, una de las características del poema es su historicidad. Se ha podido comprobar la existencia real de la mayoría de sus personajes, y las hazañas guerreras que en él se narran son, en lo esencial, históricas.
El manuscrito que ha llegado hasta nosotros fue descubierto por un erudito en el siglo XVIII. Es una copia del primitivo Cantar, hecha en el siglo XIV y en la cual figura el nombre de Per Abbat, que se supone es el copista. El manuscrito que se conserva no está completo: falta una página al comienzo y dos más en el interior del mismo.
No se conoce el nombre del autor del Cantar de Mio Cid, aunque según Menéndez Pidal sería obra de dos autores, uno de San Esteban de Gormaz, que hizo una versión más antigua, y otro de Medinaceli, que refundió el poema y le añadió algunas partes menos ajustadas a la realidad histórica.
Hay que destacar el realismo geográfico del poema. Todas las ciudades mencionadas en él existen y se las sitúa correctamente, si bien se citan muchos más nombres y se describen detalladamente las comarcas próximas a San Esteban de Gormaz y Medinaceli, lugares de origen de los supuestos autores.
“El Cantar de Mio Cid” exalta, a través de su héroe, las virtudes más arraigadas en el pueblo castellano y ése es su principal valor como poema nacional: la fidelidad, el amor familiar, la lealtad al rey, la sobriedad en las costumbres. No es un poema escrito para que el pueblo admire las virtudes del rey y de la nobleza sino que en él el pueblo escoge su héroe y lo representa con las virtudes que le resultan más familiares y entrañables.
El estilo es directo, sobrio y expresivo, con grandes aciertos poéticos a pesar de su sencillez. En la descripción de los personajes en particular se manifiesta el realismo que caracteriza al poema. El Campeador no sólo se nos presenta como guerrero invencible, sino como esposo, padre y compañero, que siente gran afecto por los suyos.
Este cantar se diferencia de la épica francesa por la ausencia de elementos sobrenaturales, la moderación con que se conduce su héroe y la relativa verosimilitud de sus hazañas. Además está muy presente la condición de ascenso social mediante las armas que se producía en las tierras fronterizas con los dominios musulmanes. El propio Cid, siendo un infanzón (hidalgo de escasa categoría social), logra sobreponerse a su humilde condición dentro de la nobleza, alcanzando por su esfuerzo prestigio y riquezas, y finalmente un señorío hereditario (Valencia).
El poeta del Cid es espontáneo y no se atiene a normas para componer sus cantos. Los versos tienen distinta métrica (13, 14, 15, 16 sílabas), y la rima es asonante.
ESTRUCTURA DE LA OBRA. Tres partes bien diferenciadas pueden distinguirse en el poema:
Cantar del destierro. El Cid, acusado de no haber entregado los tributos que había recibido del rey moro de Sevilla, es desterrado de Castilla por Alfonso VI. Sale de Vivar, dejando atrás todas sus posesiones y luego de dejar a su mujer Doña Jimena y a sus hijas en el monasterio de San Pedro de Cardeña, sale de Castilla e inicia las campañas contra los moros.
Cantar de las bodas de las hijas del Cid. El Cid se dirige hacia Valencia, venciendo a los moros en numerosas batallas y logra conquistar esta ciudad. Envía presentes al rey Alfonso y le ruega que le permita a su mujer y a sus hijas reunirse con él, pedido al que el rey accede. Los Infantes de Carrión piden en matrimonio a las hijas del Cid, Doña Elvira y Doña Sol, y el rey intercede para que la boda se realice. El rey, además, otorga públicamente su perdón al Cid, el cual nunca ha dejado de considerarse su vasallo, a pesar de haber sufrido destierro.
Cantar de la afrenta de Corpes. Tras haber dado evidentes muestras de cobardía más de una vez ante el Cid y sus caballeros, los Infantes de Carrión, sintiéndose humillados, deciden vengarse del Campeador. Le piden permiso para volver a Carrión con sus esposas y, durante el viaje (en el robledal de Corpes), los infantes despojan de sus vestidos a las muchachas, las azotan y las abandonan allí. Enterado el Cid de la ofensa, pide justicia al rey. Los guerreros del Cid desafían y vencen a los Infantes de Carrión y, con el proyecto de una nueva boda –esta vez entre las hijas del Cid y los Infantes de Navarra y Aragón- termina el poema.
Se puede decir que el TEMA del Cantar del Mio Cid es la honra del héroe.

4to año. LA POESÍA ÉPICA Y LOS CABALLEROS




El caballero cristiano tenía una dignidad casi religiosa dentro del mundo medieval. Las primeras Cruzadas dieron al esfuerzo guerrero unos fines cristianos y trascendentes. Estos guerreros eran Caballeros de Dios, brazos armados de la Cristiandad. El ideal del caballero cristiano debía reunir un buen número de virtudes. Algunas de ellas estaban tomadas de la Antigüedad clásica: moderación, presencia de ánimo, dominio de sí mismo. Otras eran las típicas virtudes heroicas: valor, intrepidez, desprecio del dolor y de la muerte, búsqueda de fama y gloria, además de las virtudes propias del caballero cristiano: la defensa de los débiles, el respeto a la mujer, la generosidad con los enemigos derrotados ….
Otras virtudes, en cambio, se relacionaban con la situación de la nobleza dentro de la sociedad. Los comerciantes –los burgueses- rivalizaban en poder e influencia con la nobleza. La búsqueda de beneficios, el sentido del ahorro y del cálculo, propios de la burguesía, proporcionaron por oposición nuevas virtudes al ideal caballeresco: el desinterés, el desprecio por el afán de lucro, el sentido del honor por encima del provecho.
Cuando los caballeros comienzan a hacer vida cortesana, se encuentran con que el número de mujeres es muy escaso: las doncellas hijas de familia noble se educan en los conventos y la única señora presente es la esposa del dueño del castillo. Esta dama culta y noble, y con frecuencia joven y bella, se convierte así en el centro de atención de los caballeros que forman el séquito de su esposo.
La admiración y el amor –no correspondido- de los caballeros se vierte en una poesía refinada que habla del desdén de la dama y los sufrimientos del caballero. La exhibición de la propia desdicha, el amor inalcanzable y, sobre todo, la consideración del amor como algo que perfecciona y mejora al hombre, serán los temas constantes de esta poesía lírica cortesana.

ANTECEDENTES DE LOS CANTARES DE GESTA MEDIEVALES
Los pueblos germánicos conservaban noticia de sus antepasados mediante cantos guerreros que recordaban sus hazañas. Cuando estos pueblos se asentaron definitivamente en las provincias del vencido Imperio Romano de Occidente conservaron estos cantos y compusieron otros nuevos sobre los sucesos recientes. Estos cantos, que exaltaban las hazañas de los héroes, fueron el origen de los Cantares de Gesta (gesta significa hechos, hazañas).

Los Cantares de Gesta: poesía épica y al mismo tiempo historia e información.
Los clérigos o los hombres cultos de la Edad Media podían conocer los hechos del pasado gracias a las crónicas escritas en latín, pero la mayoría de la gente no sabía leer y su único modo de enterarse de sucesos anteriores o recientes era oyéndolos narrar de viva voz y en lengua vulgar. Esta era una de las tareas que desarrollaban los juglares.
Una batalla, un hecho heroico o cualquier acontecimiento importante eran versificados por un autor contemporáneo en un canto que narraba las partes más sobresalientes de la hazaña o del hecho. La difusión de este canto corría a cargo de los juglares, quienes, a medida que pasaba el tiempo, introducían modificaciones en los versos, suprimían los que no gustaban a la gente y añadían otros nuevos. Estas libertades que se tomaba el juglar con los Cantares de Gesta dieron lugar a dos características de la épica medieval europea: el anonimato y la ficción.
El anonimato. Si el juglar ponía, quitaba y modificaba versos para satisfacer el gusto de los oyentes, los cantares que hoy se conservan no son obras sólo del primer autor, sino también de cada uno de los juglares que retocó el cantar.
La ficción. Cuanto más tiempo pasaba, más libre se sentía el juglar para modificar no ya versos, sino situaciones enteras. ¿Quién se acordaba de lo que realmente había sucedido, cuando los contemporáneos y personajes del cantar habían muerto? Sólo se conservaba un recuerdo vago del asunto y nada impedía que el juglar deleitara a los oyentes haciendo que el héroe, con un solo golpe, aniquilara muchos enemigos a la vez. Se sabe, además, que algunos reyes mandaban recitar fragmentos de los Cantares de Gesta antes de las batallas para estimular a los guerreros con el relato de otras hazañas.
La épica española: realismo
Los Cantares de Gesta castellanos fueron escritos, en general, al poco tiempo de ocurrir los hechos. Por eso, y al contrario de la épica francesa, no hay elementos maravillosos, ni prodigios o fuerzas sobrehumanas de los héroes. El recuerdo de los personajes reales de las historias todavía se mantenía fresco en el recuerdo de la gente, de manera que la ficción es mucho menor que en los Cantares de Gesta franceses como “La chanson de Roland” (El Cantar de Roldán) . Además, el carácter castellano no tiene excesivas tendencias a la fantasía y las fabulaciones.
Extensión, metro y rima de los Cantares de Gesta
La épica española se mantuvo constante en dos aspectos importantes: lla rima asonante y el número irregular de sílabas de sus versos.
La épica francesa empleó en sus comienzos la rima asonante también, pero pronto fue sustituida por la consonante. La igualdad del número de sílabas para cada verso aparece desde el principio.

3er año. EL VIAJE HACIA EL MAR


EL VIAJE HACIA EL MAR de JUAN JOSÉ MOROSOLI


EL VIAJE HACIA EL MAR de JUAN JOSÉ MOROSOLI
A pesar de que habían resuelto partir a las cuatro, Rataplán llegó a las tres. Era el primero en llegar.
En el café había un solo hombre, sentado al lado de la puerta, desconocido para Rataplán, lo que quiere decir que no era del pueblo.
-Buen Día - dijo aquél al entrar.
-Bueno -respondió el otro, y acercó una silla al recién llegado como si le conociera o estuviera esperándole y, tras un silencio, agregó:
-¿Madrugó, eh?
-Sí -respondió Rataplán-, estamos de viaje a la playa.
-¿A qué playa?
-¿Hay más de una?
-¡Uf!... Muchísimas. ¿No conoce el mapa?
-No señor, no lo conozco...
-Pues playas hay muchísimas...
-Habrá. A nosotros nos lleva Rodríguez. ¿No ve que nunca hemos visto el mar?
En ese momento llegaron el rengo "Siete y tres diez" con su perro, y "Leche con fideos", un hombre flaco, pálido, con una barba negrísima, de ocho días, peón de un horno de ladrillos.
Se sentaron junto a Rataplán y el desconocido. Pidieron una caña y al minuto ya estaban participando familiarmente de la conversación.
El desconocido hacía cuentos de tartamudos con los que ellos se destornillaban de risa. Fue Rataplán el que tuvo que pedirle al fin:
-No haga más, por favor... Guarde alguno para la playa...
"Siete y tres diez" se asomaba de rato en rato a la puerta, nervioso por la tardanza de los otros excusionistas.
Rodríguez y el vasco Arriola llegaron cuando ya era día claro.
Aquél -que era el dueño y el conductor del camión- descendió de éste, dejó el motor en marcha y se sumó a la rueda.
El desconocido, que advirtió la presencia de Arriola, se acercó a la puerta e invitó:
-Baje, tome una caña y nos vamos.
-El día va a ser bárbaro e'calor -dijo "Leche con fideos".
-Sí, nos a sacar lonjas -respondió Rodríguez.
Con dificultad, pues estaban muy pesados de caña, los que aguardaban en el café subieron al camión. Después lo hicieron Rodríguez y Arriola y partieron.
El camión, un viejo Ford de bigotes, era uno de esos vehículos que al marchar dan la impresión de andar atravesados, con un juego de adentro hacia afuera en las cuatro ruedas que parecía comunicarse al motor por sus explosiones fuera de ritmo. O tal vez, el motor por algún milagro de la mecánica era el que imprimía a las ruedas aquel movimiento. A guisa de toldo tenía una malla de alambre tejido, pues Rodríguez lo destinaba al transporte de gallinas.
Al lado de Rodríguez -piloto por supuesto- iba el Vasco.
Rodríguez sentía pasión por el mar. Cualquier pretexto le venía bien para llegar a él. No era pescador, ni le atraía el baño en las playas. Le gustaba el mar para verlo y sentarse a sus orillas, fumando en silencio, viendo nacer y morir las olas en un callado gozo.
"Siete y tres diez" era un viejo vendedor de billetes de lotería. Toda su familia la constituía su foxterrier al que había bautizado con el nombre de Aquino -el último cuatrero- como homenaje a éste y, además, porque el perro no podía ver a la policía. Apenas veía un guardiacivil huía ladrando en señal de protesta. Esto agradaba a "Siete y tres diez". Comentándolo decía que Aquino "en eso salía a él"; además tenía la seguridad de que el can era un animal "fino, lo que se dice fino, pues tenía el paladar negro y era rabón de nacimiento" lo que indicaba una segura aristocracia perruna.
Rataplán había sido basurero y ahora estaba jubilado. Era sordo de un oído y le faltaban dos dedos de la mano izquierda. Se los había deshecho una máquina de alambrar siendo mocito. Al revés de "Siete y tres diez" su perro hubiera sido feliz siendo soldado. El apodo le venía de su sostumbre de seguir al batallón en sus defiles por las calles del pueblo, repitiendo en voz baja el sonido del tambor.
El Vasco Juan era un hombre callado. Cuando no había trabajo en el horno acompañaba a Rodríguez en sus viajes a las chacras. Cuando estaba borracho -cosa que no ocurría muy frecuentemente- se le veía blasfemar e insultar a un desconocido- No se sabía de dónde había venido cuando llegó al pueblo. Los del grupo suponían que estos insultos iban dirigidos a alguien a quien había conocido antes, vaya a saber dónde, pues nunca se lo preguntaron. Sabían que no hay nada más sencillamente complicado que un vasco. Y que sólo un vasco -a pesar del alcohol- es capaz de guardar un secreto y hacerse enterrar con él.
Tomaron el camino de la sierra, el que termina en Pan de Azúcar, con sol alto ya. Fue aquí que Rataplán recordó los viajes que hacían los estudiantes y propuso que se cantara algo. Ninguno sabía canción alguna, con excepción del desconocido que sabía muchas, pero todas incomprensibles para ellos. Al fin coincidieron en Mi Bandera. Rataplán, a pesar de su parcial sordera era el que llevaba el compás con la mano y el único que cantaba. Los otros tarareaban y el desconocido imitaba un trombón.
Cuando hacía una variación macarrónica, los otros reían estrepitosamente interrumpiendo el canto.
Cuando llegaron a un trozo de camino plano, Rodríguez detuvo el camión.
-Parece una bolsa de gatos -dijo. Prendió un cigarro, dió dos o tres puntapiés a las gomas del automóbil y preguntó:
-¿Y para qué cantan si no hay nadie?
-Cantamos como los estudiantes cuando salen por ahí -respondió Rataplán.
-Pero ellos cantan en la calle para que los oigan los otros -insistió Rodríguez.
El desconocido dijo entonces:
-Se canta para uno... Por cantar... a veces estoy solo y canto.
Rodriguez se dió cuenta entonces que el hombre era medio raro y recién se le ocurrió pensar por qué estaba allí con ellos, camino a la playa.
Al reiniciar la marcha se lo preguntó al Vasco.
El Vasco señaló a los que iban en el camión y dijo:
-Ellos... yo vine contigo.
-¿Ellos? ¿Y el camión es de ellos? ¿No fui yo quien invité?
-Ahí tenés.
El camión marchaba. EL sol estaba alto. Dentro sólo se oía al desconocido cantando una canción en idioma extraño, de ritmo lento y trista. Los otros, abrumados por el sol y la caña, cabeceaban somnolientos.
El camión seguía jadeando, camino adelante. Reverberaba el sol. Algún pájaro carpintero dejaba oír su grito que rasgaba la soledad. Algunos ruidos metálicos de élitros le daban a esta una dureza febril y reseca. A veces pulsaba la ardiente distancia el canto de la cigarra. Algún árbol de "Sombra de toro" se achaparraba en los flancos del camino que descendían erizados de piedra y mora y tunas "cabeza de negro". Muy lejos, en el término del camino de descenso de la cuchilla, espejeaba algún pequeño cuenco azulado, presencia de una cañada que en seguida desaparecía corriendo bajo una red de berros y espadañas, dejando como señal de su camino un trozo verde oscuro, jugoso y sedante en la pastura reseca y azufrada del resto del campo.
Llegaban ahora frente a un desuñidero de carretas. Una docena de árboles daba sombra a viejos fogones sembrados de huesos.
Rodríguez detuvo el vehículo nuevamente. Por el tubo del radiador ascendía una nube de vapor.
-Alcanzá la damajuana -ordenó Arriola. "Leche con fideos" la puso en manos del Vasco. Este la sacudió. El recipiente estaba casi vacío.
-No tiene casi -comentó éste indignado-, ¿serán tan degenerados estos tipos?
Descendió y se dirigió a los hombres:
-¡Tendría que bajarlos a patadas por sinvergüenzas! - Calló un segundo y miró al desconocido:
-¿Y a usted quién lo invitó?
-Los señores -dijo, y continuó-: yo no tomé una gota, además...
Rodríguez vació el resto de la damajuana en el radiador.
-Dale manija -ordenó al Vasco.
Este dio dos o tres vueltas a la manivela, pero el motor no despertó. Luego repitió la maniobra sin resultado.
Rodríguez, fuera de sí, se encaró con el grupo:
-Bájensen plastas -dijo.
Uno tras otro recibía la manivela y ponía mano a la obra. Tras un esfuerzo que los dejaba congestionados iban subiendo nuevamente al camión.
El Vasco volvió a recoger la herramienta. Fuera de sí, dio como veinte vueltas al hierro hasta que Rodríguez lo detuvo.
-Pará. Pará. Sos capaz de desarmarlo.
Después levantó el capot. EL Vasco, inocentemente y recordando alguna frase oída en circunstancia parecida, preguntó a Rodríguez:
-¿No estará frío?
Rodríguez se volvió "hecho una víbora":
-¿Por qué no te vas a la grandísima perra?
El pobre vasco se sentó humildemente en el suelo mientras Rodríguez levantaba la tapa que cubría el motor. Tocó aquí y allá. Destornilló tuercas, unió y desunió cables sin resultado. Entonces el desconocido se ofreció:
-¿Quiere que pruebe yo?
Tocó una pieza y se dirigió al Vasco.
-¿Me hace el favor?
El hombre dio un golpe de manija y el motor empezó a marchar.
El rengo, "Leche con fideos" y Rataplán empezaron a aplaudir. El camión siguió huella adelante.
Serían las once, acaso las doce, cuando Rodríguez advirtió que el radiador había agotado el agua, pues ya no salía vapor. Además no podía soportar el calor que ascendía del motor. No podía soportarlo en los pies.
-Tenemos que echarle agua -dijo-. No podemos seguir más.
Pero el camino seguía por el lomo de la cuchilla. Por un plano muy tendido descendía esta. Casi borradas, como cicatrices de la luz brutal, se veían allá abajo las manchas verdes de la vegetación que anunciaban al nacimiento de las vertientes.
Rataplán, parado sobre un cajón, miró hacia allá y comentó:
-Ta feo para bajar y subir con agua...
Rodríguez recordó lo de la damajuana.
-Culpa de ustedes, degenerados... Bueno -terminó- vamos a seguir despacio.
El sol ascendía implacablemente mientras la damajuana de caña descendía también implacablemente. El perro, echado en el centro del piso, jadeaba con agitación creciente.
Rataplán lo observó y comentó:
-¿No se pondrá a rabiar este infeliz?
El desconocido lo miró y exclamó:
-No tenga miedo... Mientras esté la lengua húmeda no hay peligro.
El rengo le sonrió agradecido.
Bajo un grupo de canelones al borde mismo del camino, había desuñido una carreta. El carrero había hecho fuego y aprontaba el mate. Los bueyes bajaban lentamente por el declive áspero hacia las aguadas perdidas en el espadañal del bajo.
El carrero, en cuclillas, parecía no haber visto ni oído la llegada de los excursionistas. Rodríguez bajó y se acercó al hombre:
-Buen día amigo - le dijo.
El hombre movió la cabeza. Si dijo algo, Rodríguez no lo oyó. Tras un silencio preguntó:
-¿No hay agua por aquí?
-Atrás - respondió el otro.
Rodríguez dió un rodeo y volvió a enfrentar al hombre:
-No vi -dijo.
El carrero enderezó el cuerpo, caminó unos pasos, se agachó evitando las espinas de un tala y señalando una roca hendida coronada por un coronilla retorcido señaló:
-¡Allí!
Un hilo de agua se deslizaba por la frente de la roce y caía en una pequeña hoya colmada.
Rodríguez, casi corriendo de alegría, se dirigió al grupo:
-¡Bajen! ¡Bajen! ¡Hay agua a patadas!
Bebieron todos. Después el perro. Luego refrescaron cabeza y cuello entre risas y carcajadas. Al fin empezaron a llenar la damajuana que vaciaron una, dos, tres veces en el radiador hasta que éste se enfrió completamente.
-Bueno -habló Rodríguez- ¡a bordo otra vez!
Cuando estuvieron arriba, "Leche con fideos" sintió un olor desagradable. Le preguntó al desconocido:
-¿Usted no siente olor feo?
-Siento. Hace mucho rato que siento.
Intervino Rataplán:
-Es la carne. Jiede que se las pela...
Y entonces "Siete y tres diez" dejó caer esta observación:
-¡Mire que la carne cuando jiede, jiede!
Habían andado media hora cuando divisaron una mancha negra violenta y prendida como un remiendo en el espacio dorado reverberante y como movido por una brisa que llegara desde abajo, del médano tendido.
-¡Allá es" -Dijo Rodríguez.
Los de adentro iniciaron entonces un nuevo coro lleno de desmayos e interrupciones. Iban semiacostados en el piso. Solo el desconocido, tocando su trombón y haciendo sus variaciones llenas de gracia, se mantenía en pie.
Ahora sí. Habían llegado. Al borde del monte de eucaliptos y pinos se detuvo el camión.
-Hemos pasao de todo -comentó Rodríguez- ¡pero ahora van a ver lo que es el mar!
Tiró el saco y la camisa en el césped, hinchó el pecho cubierto de sudor y volvió a hablar:
-¡Esto es vida!...
Miró el mar amorosamente y exclamó:
-¡Es loco que está lindo!...
El último en bajar fue "Siete y tres diez". Apenas pudo hacerlo con el perro en brazos. Este, apenas tocó tierra, levantó la cabeza y como atacado súbitamente por alguna droga desconocida inició una carrera frenética hacia el mar. "Siete y tres diez" lo vio alejarse con estupor. Luego comprendió la razón de la fuga y salió tras de él gritando a todo pulmón:
-¡No tomés de esa que es salada! ¡No tomés que es salada!... -repetía.
Y se fue tras el perro. Entre revolcón y otro, el rengo con su marcha despareja levantaba una nube de arena. Caía grotescamente mientras seguía gritando. Al fin el rengo y los gritos se perdieron tras el médano. Los del grupo reían a carcajadas. Rodríguez, ya dueño feliz de la inmensidad, lloraba de risa.
-¡Ay, mi Dios -decía- ésto es de más!... Es de más.
Después fueron todos a la cachimba a refrescarse y traer agua.
Ya ardía el fogón. EL Vasco lavaba por quinta vez la carne descompuesta. Vieron entonces llegar al rengo con el perro en brazos. El animal aparecía hinchado, con la barriga como un odre, a punto de reventar.
-Parece un perro de goma -comentó el desconocido.
-¿Lo trajiste para aprender a nadar? -preguntó Rodríguez.
Y empezaron otra vez a reír a carcajadas mientras el rengo miraba cariñosamente al perro tendido en la gramilla.
-No se asuste -consoló el desconocido a "Siete y tres diez" -el agua salada no mata... es un purgante.
Al rato llegó un hombre del lugar. Jinete en un caballo arenero de vasos como platos, venía a ofrecerse por si necesitaban alguna cosa.
Lo mandaron al boliche por caña y vino. Todos se sentían felices. Estaban en paz. Gozaban de aquella brisa que luego del viaje accidentado y ardiente resultaba deliciosa.
Con la excepción de una discusión entre "Siete y tres diez" y "Leche con fideos", que sostenía que la guerra de 1904 había empezado después que la de 1914, a la que puso fin Siete y tres diez" generosamente dándole la razón, todo marchó maravillosamente bien.
Habían almorzado. Habían sesteado. Tomaron mate, se refrescaron en la cachimba. Conversaron. Aprontaron el mate nuevamente.
Rodríguez, luego de hablar mucho del mar, se dirigió a la costa.
Estuvo allí un largo rato, callado, abstraído. Fumando en silencio, mirando a la distancia remota, siguiendo el vuelo de las gaviotas, viendo morir y renacer las olas interminables.
Los amigos lo veían allí, sentado, quieto, solo frente al mar y la tarde que expiraba ya.
-¿Qué estará haciendo? -Preguntó "Siete y tres diez".
-Mirando el mar y nada más -dijo el desconocido.
-Sí. Pero con verlo una vez alcanza -terminó Rataplán.
Como sus amigos -los invitados para ver el mar- no venían, Rodríguez fue al fogón a buscarlos.
-Vamos... -dijo-. Los traje a ver el mar y ustedes están aquí, bajo los árboles... Árboles hay en todos lados.
Los otros no dijeron nada. Lo siguieron callados y pacientes.
-El mar -decía Rodríguez- es una cosa muy soberbia y bárbara... Para mí es un misterio que no me puedo explicar...
Los otros seguían callados tratando de saber a que conclusiones quería llegar Rodríguez. Y tratando además de explicarse por qué éste les había hecho hacer aquel viaje para ver el mar. Cierto era que ellos nunca lo habían visto, pero bien se podía comprender sin verlo que el mar es el mar.
Ya estaban frente a aquella cosa soberbia, bárbara y misteriosa -según Rodríguez-, callados, esperando cada uno la voz del otro. Caía el sol.
-¿Qué te parece? -preguntó Rodríguez a "Siete y tres diez", señalando con el brazo extendido hacia el poniente.
-Y...-respondió aquél- es pura agua... Más o menos como la tierra que es tierra... nada más que es agua...
Rodríguez sintió rabia y desilusión. ¿Aquélla era una contestación? ¿El y el mar merecían esta afrentosa respuesta?...
-¿Y si es agua qué te voy a decir? ¿Qué es tierra? -terminó "Siete y tres diez".
El Vasco se había agachado. Apretaba y soltaba el puño levantando y dejando caer puñados de arena.
Rodríguez se dirigió a él:
-¿Y a vos qué te parece?
El Vasco lo miró como si hablara en inglés.
-¿El qué? -preguntó.
-¿El qué? ¿Qué va a ser? ¡El mar!
El Vasco lentamente dijo lo siguiente:
-¿El mar?... Lo más lindo que tiene es la arena... ¡No parece arena y es arena!
"Leche con fideos" estaba por allí. Rodríguez meneó la cabeza desilusionado. Con la vista lo interrogó:
-¡Qué cantidad de agua! -dijo "Leche con fideos"-.
De lo que no me doy cuenta es para dónde corre...
Se acercó a Rataplán.
-¿Qué decís, Rataplán -preguntó Rodríguez-, es grande o no es grande esto?
-Es -respondió y volvió a repetir- es. Pero no tiene barcos... Y para mí un mar sin barcos es como un campo sin árboles... ¿Entendés lo que te quiero decir?... Pintás un campo y si no le ponés un rancho o un árbol no te representa nada...
Eso ya era algo. Rodríguez se consideró obligado a explicarle a aquel infeliz que no sabía nada del mar, algunas cosas del mar:
-Mirá: los barcos pasar por el canal. Como a dos leguas de aquí... Ahora mismo estará pasando alguno.
Rataplán trato de pararse en puntas de pie y miró en la dirección que señalaba Rodríguez.
-Yo no veo nada, dijo.
-No los ves porque la tierra es redonda...
Se disponía a seguir cuando Rataplán, con sorna, preguntó nuevamente:
-¿Y el agua es redonda también?
Rodríguez no pudo más. Se dió vuelta e inició el camino de regreso hacia el campamento.
-¡Que Dios me castigue -pensaba- si alguna vez traigo más animales de estos a ver el mar!

martes, 13 de abril de 2010

6to año. DESBORDANTE DE VIDA AHORA

Desbordante de vida, ahora, densa y visible,
en el año cuarenta y uno de mi existencia, en el año
ochenta y tres de estos Estados,
A alguien, que vivirá dentro de un siglo,
en cualquier número de siglos,
A vos, que aun no habéis nacido, dedico estos cantos es-
forzándome por alcanzaros

Cuando leáis esto, yo que ahora soy visible
me habré tornado invisible;
Entonces seréis vos, denso y visible, quien se dará cuenta
de mis poemas, quien se esforzará en alcanzarme,
Imaginándoos cuán feliz serías si me fuera dado estar
a vuestra vera, y convertirme en vuestro camarada;
Que sea, pues, como si estuviera a vuestro lado.
(No creáis demasiado que no estaré entonces vuestro lado.)

WALT WHITMAN (“HOJAS DE HIERBA”)

jueves, 8 de abril de 2010

4TO AÑO AVENTURA ARQUETÍPICA DEL HÉROE

El Héroe de las Mil Caras: El Monomito

Joseph Campbell[1904-1987] dedicó su vida al estudio a las mitologías de diversas culturas, y una de sus principales obras corresponde a El Héroe de las mil caras. En esta obra, Campbell plantea la existencia de un único mito: El Monomito.
Según Campbell, El Monomito toma distintas formas para adaptarse a la cultura, pero en el fondo mantiene una estructura única. Esta estructura esta definida por el subconsciente humano, y ha cumplido un rol fundamental en guiar a las personas en sus vidas.
El Monomito se puede descomponer en tres etapas : La Partida (o Separación), La Iniciación, y El Regreso. Cada etapa esta compuesta por varias partes, que pueden estar presentes o no, y pueden variar su orden dependiendo de la encarnación del monomito.
La Partida
• La llamada a la aventura. La historia comienza con el héroe recibiendo una llamada a la aventura. Esta llamada puede perturbar la vida cotidiana del héroe. Ademas, puede haber un heraldo que comunica la llamada.
• El rechazo a la llamada. El héroe puede decidir rechazar la llamada. Esto generalmente trae sufrimiento para el héroe, que finalmente lo convence a aceptar la llamada.. Algo así le sucede a William Wallace en “Corazón valiente”.
• Ayuda sobrenatural. Para poder emprender su aventura, en ocasiones el héroe puede requerir de ayuda sobrenatural. En el caso de “La guerra de las galaxias” corresponde a Obi-Wan Kenobi, y en Matrix a Morfeo. En Alicia y el país de las maravillas es el conejo que Alicia persigue.
• El Cruce del Umbral. El umbral marca la división entre el mundo familiar y desconocido para el héroe . En Matrix es la sala donde Neo debe decidir entre la pastilla azul o roja.
• El renacimiento. En ocasiones el héroe debe morir para pasar el umbral. En el caso de Matrix Neo muere en la matriz y renace en el mundo físico
La Iniciación
• El camino de las pruebas. Una vez que el héroe se encuentra en el mundo desconocido, debe superar una serie de pruebas que lo ayudaran a aumentar su nivel de conciencia.El camino de las pruebas. Esto corresponde a la clásica escena de entrenamiento.
• El matrimonio. La ultima prueba puede representarse como el matrimonio con una figura femenina. Esto representa el dominio del héroe sobre la vida (por eso el símbolo femenino.
• La mujer como tentatris. Una vez que el héroe ha expandido su nivel de conciencia, existe una desigualdad entre la verdad y su apariencia exterior que puede ser seducida por las tentaciones carnales. Como resultado el héroe puede presentar un rechazo hacia alguna figura femenina
• Expiación con el Padre. El héroe se reconcilia con la figura tirana y piadosa del padre, lo que le permite a la vez comprenderse a si mismo. El Apoteosis. El ego del héroe "yo" se desintegra. Esto transporta al héroe a un nuevo nivel de conciencia, que permite al héroe sacrificarse.
• La bendición final. El héroe finalmente esta listo para recibir aquello para lo cual emprendió su aventura.
El Regreso
• El rechazo del regreso. Una vez que el héroe ha logrado la iluminación, puede existir la duda o el rechazo a volver al mundo normal.
• El vuelo mágico En ocasiones el héroe regresa con la bendición final escapando de algún mal.
• El rescate desde el mundo normal. Para poder volver al mundo normal el héroe puede necesitar que alguien del mundo normal lo ayude.
• El cruce del umbral. El héroe regresa al mundo normal y lo acepta como real.
• Maestro de dos mundos. Gracias a la bendición final, el héroe ahora es el maestro de los dos mundos.
• Libertad para vivir. Finalmente el héroe entrega la bendición final a la humanidad. En Matrix Neo se sacrifica para que maquinas y humanos puedan vivir juntos.

4to AÑO




“¿Tú das al caballo su fuerza
y cubres de crines su cuello?
¿Tú lo haces saltar como langosta?
Su fuerte relincho da miedo.
Da patadas en el suelo de la pradera,
y relinchando con fuerza,
se lanza al frente del ejército.
Se ríe del miedo y nada lo asusta,
ni la espada lo hace retroceder.
Sobre él resuenan las flechas,
el brillo de las lanzas y de los dardos.
Temblando de impaciencia devora la distancia
y no se para hasta que resuena el clarín.
Cuando siente la trompeta relincha,
y olfatea de lejos el combate,
las órdenes poderosas de lo comandantes
y los gritos de la batalla.”

JOB, 39, 17-25 (BIBLIA, ANTIGUO TESTAMENTO)

miércoles, 7 de abril de 2010

5to AÑO: "PAIDEIA" DE WERNER JÄEGER (FICHAS TEMÁTICAS)



FICHA 1. CONCEPTO DE HOMBRE
“…la peculiaridad del pueblo griego (…), su descubrimiento del hombre, no es el descubrimiento del yo objetivo sino de la conciencia paulatina del yo objetivo, sino de la conciencia paulatina de las leyes generales que determinan la esencia humana. El principio espiritual de los griegos no es el individualismo, sino el humanismo.” PAIDEIA I , (pag. 11)
FICHA 2. CONCEPTO DE ARETÉ
“El concepto de areté es el tema esencial de la historia de la educación griega (…) “La palabra VIRTUD [en castellano ] en su acepción no atenuada por el uso puramente moral, como expresión del más alto ideal caballeresco unido a una conducta cortesana y selecta y el heroísmo guerrero, expresaría acaso el sentido de la palabra griega. Este concepto es usado no sólo para designar la excelencia humana, sino también la superioridad de los seres no humanos (la fuerza de los dioses, la rapidez de los caballos nobles).” (…) “El hombre común, en cambio, no tiene areté.” “La areté es el atributo propio de la nobleza.” (…) “En general designa, de acuerdo con la modalidad de pensamiento de los tiempos primitivos, la fuerza y la destreza de los guerreros o de los luchadores y ante todo el valor heroico, considerado no en nuestro sentido de la acción moral y separada de la fuerza, sino íntimamente unido a ella.” PAIDEIA I, Pag. 21
FICHA 3. ARETÉ Y DEBER / LUCHA
“Característica esencial del noble es en Homero el sentido del deber.” (…) “La fuerza educadora de la nobleza se halla en el hecho de despertar el sentimiento del deber frente al ideal …” (…) “El nombre de ARISTOI comprende a un grupo numeroso. Pero en este grupo que se levanta por encima de la masa hay una lucha para aspirar al premio de la ARETÉ.” (…) “Hay una alta conciencia educadora de la nobleza griega primitiva. Muestra cómo el viejo concepto guerrero de la ARETÉ no era suficiente para los poetas nuevos, sino que traía una nueva imagen del hombre perfecto para la cual, al lado de la acción, estaba la nobleza del espíritu y sólo en la unión de ambas se hallaba el verdadero fin.” PAIDEIA I , Pags. 22 -24
FICHA 4. PERFECCIONAMIENTO DE LA ARETÉ / MUERTE
“En cierto modo (…) la areté heroica se perfecciona sólo con la muerte física del héroe. Se halla en el hombre mortal, es más: es el hombre mortal mismo. Pero se perpetúa en su fama, es decir, en la imagen de su areté …” (…) “Incluso los dioses reclaman su honor.”
FICHA 5. ULTRAJE AL HONOR Y ARETÉ DE AQUILES
La indignación de Aquiles en La Ilíada, contra los griegos “no procede de una ambición individual excesiva. La grandeza de su afán de honra corresponde a la grandeza del héroe y es natural a los ojos del griego.” (…) “Quien atenta contra la areté ajena pierde en suma el sentido mismo de la areté.” (…) “El amor excesivo a la patria, que solventaría hoy la dificultad, era ajeno a los antiguos nobles.”
FICHA 7. ARETÉ Y HONOR
“Intimamente vinculado con al areté se halla el honor.” (…) “… el hombre homérico adquiere exclusivamente conciencia de su valor por el reconocimiento de, la sociedad a la que pertenece.” (…) “El elogio y la reprobación son la fuente del honor y del deshonor.” PAIDEIA I , Pags. 25-26
FICHA 8. LA NOBLEZA EN “LA ILÍADA”
“La nobleza de La Ilíada es, en su mayor parte, una imagen de la fantasía, creada con el auxilio de rasgos transmitidos por la tradición de los antiguos cantos heroicos.”
FICHA 9. AQUILES
“Dios frustrado, el Aquiles homérico está marcado por una incurable melancolía y lleva, sobre su frente orgullosa, la corona de la muerte.” (…) “… no es uno de los muertos de la epopeya pero es el gran moribundo del poema.” (…) “Los fracasos de la areté constituyen las fallas humanas. Aquiles mismo, arquetipo de una raza, es un ser en formación, que se completa por los padecimientos y no por las victorias: incluso en el seno de éstas existe el germen del futuro dolor.”
G. CASTILLO / A. DE LA PEÑA
FICHA 10. MITO Y EPOPEYA / IDEALIZACIÓN
“Los mitos y las leyendas heroicas constituyen el tesoro inextinguible de ejemplos y modelos de la nación.” (…) “La épica constituye, originariamente un mundo ideal. Y el elemento de idealidad se halla representado en el pensamiento griego primitivo por el mito.” (…) “Este hecho actúa en la epopeya aún en todos los detalles de estilo y de estructura. Una de las peculiaridades del lenguaje épico es el uso estereotipado de epítetos decorativos.” (…) “… estos epítetos pierden por el uso su vitalidad, pero son impuestos por la convención del estilo épico.” (…) “… son , en una gran medida, ornamentales.” (…9 “Aún más allá del uso de los epítetos, domina en las descripciones y pinturas épicas este tono ponderativo, ennoblecedor y transfigurador. Todo lo bajo, despreciablemente innoble, es suprimido del mundo épico.”
PAIDEIA I , PAG 59-60

martes, 6 de abril de 2010

6to año. LA POESÍA DE WHITMAN

HOJAS DE HIERBA
Abraham Lincoln había dicho que Dios debía amar a la gente sencilla como a las hojas de hierba, pues de lo contrario, no hubiera creado tantas en el mundo. Walt Whitman amó a la gente sencilla y tituló la obra de toda su vida con el sugestivo “Hojas de hierba”. Como la gente humilde, las hojas de hierba son lo más simple y lo más sano entre las cosas vivientes. Pero Whitman también quería que su libro fuera un documento democrático , y en ese sentido, convenía igualmente el título elegido, pues se trataba de cantar a la hierba común que crece “donde quiera que haya tierra”.
También puede interpretarse que esas hojas de hierba son, ni más ni menos, representación de las personas, de los seres humanos simples, vulgares, comunes, que pueblan el territorio de Estados Unidos , y esa democracia anhelados por Whitman.
Alfred Casey dice que Whitman “canta al amor universal”, aquel que va dirigido a todos y a nadie en especial. Es el suyo un canto de optimismo, de reconocimiento y comunión espiritual entre los hombres. Es amor no exento de sensualidad y alusiones sexuales. Pues en el propio ímpetu sexual se celebra la libertad. El amor es una fuerza vital ingobernable que va más a llá de la frontera de un sexo determinado. En el poeta de Hojas … la fuerza del sexo es la fuerza de la vida, es la energía vital y el futuro americano, no sólo el instante efímero de placer, sino, más importante, la sangre de las generaciones sucesivas. Fusiona así lo profano con el sentido vitalista de la existencia; en Whitman, lo sagrado surge del ser humano.
No obstante los elementos profanos de su obra, también hay una aproximación a la concepción cristiana: los seres que moran en la naturaleza, hombres y animales viven en armonía con la obra del Creador.
Cuando Whitman ama, canta y celebra a la vida misma. Su amor se extiende a todo lo creado . Así describe un paisaje, retrata a la naturaleza con entusiasmo, con desbordada alegría.
Característica importante del Romanticismo era la concepción panteísta del universo, por la cual, todos los objetos creados revelaban a su Creador.
Los poemas de Whitman aparecen doblemente marcados por el signo de la actividad constante y de la transformación. Su propia vida es energía en movimiento. América y su democracia reclaman versos enérgicos y poetas que puedan componerlos. La transformación es metamorfosis, cambio, evolución
“entrego al lodo mi cuerpo para que brote en la hierba que amo”
En cuanto a la descripción del mundo exterior responde, en Whitman, a la consciente intención de integrarse a ese mundo.
Otro concepto de importancia en la poesía whitmaniana es el concepto de libertad, libertad ejercida para el engrandecimiento del hombre, para su elevación espiritual y cultural, para llevarlo a ser más digno de sí mismo.
Hemos visto cómo Whitman funda su religiosidad en el hombre y en la naturaleza, pero también lo hace en el concepto de Democracia que es, ni más ni menos,el gobierno del pueblo. El poeta se siente llamado a contribuir en la constitución del “gran salmo de la República”, de la “epopeya de la Democracia”
La Vida es aceptada alegremente, como un milagro. Reclama la participación generacional, bella, espléndida, de toda una raza. Establece la importancia del ser individual y de su descendencia, de las sucesivas generaciones que harán la grandeza americana. Tan fuerte es el vitalismo de Whitman que hasta la propia muerte aparece concebida como una forma de la existencia.
Visionaria e intuitiva es su visión del futuro; el poeta tiende a la profecía, a la proyección hacia el futuro de la humanidad. También se detiene en el pasado de América y en el presente del siglo XIX, la vida, las costumbres, los acontecimientos que marcan la conciencia histórica del poeta.
En sus aportes sobre la poética de Whitman, G. Wilson Allen señala que el poeta de Hojas … pensaba que la poesía era una variedad del conocimiento.
Hay en su poesía una emoción cósmica –anota Allen- donde imagina un proceso evolutivo culminante en su propio nacimiento e identidad personal con el mundo físico. De ahí esa identificación del simbólico yo individual de sus poemas con el individuo colectivo, o sea, toda la raza humana. Esa corporeidad americana que quiere semejarse al ideal del “hombre total” al que aspira, ese cuerpo orgánico conformado por todos los habitantes de los Estados Unidos, la “Madre de todos”.
Whitman mantiene siempre vigente su fe en la innata bondad de la naturaleza humana en la gente común, vulgar. Es afecto a lo humilde, a lo cotidiano. Es , pues, al pueblo a quien se dirige Whitman.Pero un canto dirigido al pueblo exige una expresión acorde y ello explica la irrupción de lo coloquial y lo prosaico, lejos de toda clase de elitismo.
Para el poeta, una actitud contemplativa, reflexiva es una actitud vital, porque reclama la comprehensión del complejo de la naturaleza. Por eso llama a su camarada, al lector, para que se entregue, junto a él, al puro acto de observar el crecimiento de la hierba. Este anti-utilitarismo le atrajo muchas críticas, en un pueblo como el norteamericano, adicto a lo pragmático, a lo utilitario.
Whitman es materialista pero también espiritualista. El concepto de alma está fuertemente arraigado en su pensamiento.
Misticismo y ciencia se reúnen en el creador poético, su rol es humanizar los descubrimientos e invenciones de la ciencia y de la tecnología.
Whitman realizó aportes que la poesía contemporánea y culminaría, en más de un caso. Así, por ejemplo, construye neologismos, utiliza modismos yanquis, realiza invenciones y adaptaciones verbales, usa sustantivos como adjetivos, combina palabras perifrásticas, intercala vocablos en diversos idiomas, expresiones populares, etc.

TOMADO DE "Walt Whitman" de Älvaro Miranda (Edit. TÉCNICA)