En este sitio hallarán los programas correspondientes a los cursos 2012 / 2011 / 2010 de Literatura a cargo de la Prof. Carmen Ramírez, además de apuntes y consignas de trabajo. LICEO PEDRO L. IPUCHE de Santa Clara de Olimar y LICEO ENRIQUE ALZUGARAY de Cerro Chato.
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lunes, 17 de octubre de 2011

Jorge Luis BORGES: " 1964 "

I

Ya no es mágico el mundo. Te han dejado.
Ya no compartirás la clara luna
ni los lentos jardines. Ya no hay una
luna que no sea espejo del pasado,

cristal de soledad, sol de agonías.
Adiós las mutuas manos y las sienes
que acercaba el amor. Hoy sólo tienes
la fiel memoria y los desiertos días.

Nadie pierde (repites vanamente)
sino lo que no tiene y no ha tenido
nunca, pero no basta ser valiente

para aprender el arte del olvido.
Un símbolo, una rosa, te desgarra
y te puede matar una guitarra.
II

Ya no seré feliz. Tal vez no importa.
Hay tantas otras cosas en el mundo;
un instante cualquiera es más profundo
y diverso que el mar. La vida es corta

y aunque las horas son tan largas, una
oscura maravilla nos acecha,
la muerte, ese otro mar, esa otra flecha
que nos libra del sol y de la luna

y del amor. La dicha que me diste
y me quitaste debe ser borrada;
lo que era todo tiene que ser nada.

Sólo que me queda el goce de estar triste,
esa vana costumbre que me inclina
al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.

viernes, 14 de octubre de 2011

F. García Lorca: "Romance sonámbulo"

Romance Sonámbulo

Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.
**
Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.
**
--Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los puertos de Cabra.
--Si yo pudiera, mocito,
este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
--Compadre, quiero morir,
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
--Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
--Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
¡dejadme subir!, dejadme
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.
**
Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal
herían la madrugada.
**
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
--¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está tu niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!
**
Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.

4to año: Continuación del análisis de "Gerineldo..."

Continuación del análisis del Romance de Gerineldo y la Infanta
(…)Cuando el rey despierta, ya tiene la certeza de que algo malo ocurre, no duda del sueño que ha tenido y su urgencia y preocupación así lo demuestran. Está claro que ese sueño profético lo ha advertido acerca un peligro que tiene que ver con su reino y con su honra, pues dice: “O me roban a la Infanta /o traicionan el castillo”.
La alarma vuelve a ponerse de manifiesto cuando el poeta-narrador dice que el rey llamó tres veces a su paje de más confianza ( precisamente, Gerineldo). Es en esos versos en los que aparece un paralelismo antitético (de oposición) entre las reiteradas voces del rey y la ausencia de respuesta por parte de Gerineldo:
Tres veces le había llamado
Ninguna le ha respondido.
Notemos, además, que continúa la alternancia de tiempos verbales (en los dos versos siguientes se dará también).
Cuando el soberano descubre que su hija ha pasado la noche con Gerineldo, que ella ha perdido la “doncellez” (virginidad) y con un sirviente, se llena de sentimientos contradictorios. En la Edad Media la honra de la mujer estaba ligada a la conservación de su virginidad, y la pérdida de la misma representaba una deshonra no sólo para ella sino para toda la familia, especialmente para el padre, encargado de cuidarla. Pero en este caso, se trata además de la heredera de un reino, lo cual hace todo más grave.
Con gran habilidad, el poeta describe el conflicto interno del rey, expresado en las preguntas retóricas que se hacen. El sentido del deber reclama una reparación, un acto de venganza por la desobediencia cometida por Gerineldo y la Infanta, pero el afecto se lo impide: “¿Mataré yo a Gerineldo / a quien crié desde niño?”
En el caso de la Infanta- su hija- además del tema de los sentimientos está la cuestión del poder y la sucesión en el trono: “Pues si matare a la Infanta / mi reino estará perdido” Se deduce que es su única hija y, si la mata, queda sin descendencia, sería acabar con el futuro de su reino.
Finalmente decide dejar su espada en medio de los amantes dormidos como forma de testimoniar que estuvo allí, con todo lo que eso implica. No es casual que deje su espada: ella está asociada a la defensa de los valores del caballero; justamente es espada en mano que un caballero defenderá lo que le es propio, fundamentalmente su honra.
Nuevamente hay un salto temporal desde la presencia del rey en la alcoba de la Infanta hasta el despertar de ella (han pasado más de tres horas).
Ni bien advierte la presencia de la espada, la Infanta comprende lo que ha sucedido y despierta a Gerineldo. Hay un notorio cambio en el epíteto con el que se dirige a él: antes le llamó “paje del rey más querido”; ahora que se han declarado y demostrado amor mutuo lo llama “dueño mío”. La expresión “dueño” expresa un vínculo muy fuerte y tiene una connotación de entrega y pertenencia al otro.
Al saber que el rey lo ha descubierto, las palabras de Gerineldo más que desesperación o temor parecen mostrar resignación: no hay lugar donde ocultarse del rey; siente que está perdido por completo, tal es el poder del rey.
Reaparece el jardín en las palabras de la Infanta; como vemos este sitio es tema recurrente de este romance por su particular simbología (flores: símbolo de la belleza y en algunos casos del erotismo femenino). Precisamente se hace mención a dos flores de marcada simbología en la Literatura “Vete por ese jardín / cogiendo rosas y lirios”
Las rosas simbolizan el erotismo femenino y la pasión mientras que los lirios son flores generalmente usadas en los funerales. Amor y muerte, Eros y Tánathos se reúnen en un mismo verso.
Pero aunque todo haya sido descubierto y ambos ignoren qué consecuencias podrá traer, la Infanta da una nueva muestra de amor y fidelidad: “Pesares que te vinieren / yo los partiré contigo”. No reniega del amor de ambos para salvarse, cuando bien podría dejar que la culpa recayese sobre el criado, socialmente inferior y, por tanto, con menos derechos y posibilidades de defensa en aquel entonces. Ella está dispuesta a compartir con él la desgracia si esta le acontece a Gerineldo.
Notemos que, como al inicio del romance, aquí predomina el diálogo, primero entre la Infanta y Gerineldo y luego entre éste y el rey (al final también aparecerá la infanta pero no llegará a haber diálogo, sólo estilo directo).
Es notable la actitud del rey cuando encuentra a su paje que intenta pasar desapercibido por el jardín: le hace una pregunta, fingiendo ignorar todo lo acontecido. No obstante hay una marcada ironía en sus palabras cuando señala el abatimiento y la palidez del semblante del joven (“tan mustio y descolorido”).
A partir de aquí se produce un diálogo marcado por el doble sentido, es decir que tanto el rey como Gerineldo hablan en metáforas pues, al referirse a las flores están hablando en realidad de la virginidad de la Infanta. Hay un juego semántico (de significado) en las palabras de Gerineldo : “por ver cómo ha florecido /la fragancia de una rosa/ la color me ha desvaído.” Con tristeza asume que conocer los placeres de poseer a la Infanta lo han puesto en esta situación que él imagina el preámbulo de la muerte; no cree que el rey le perdone la vida pues conoce los códigos del honor aunque no sea un caballero y sabe que a un caballero en esta situación, le asiste derecho a matar al causante de la deshonra. Sin embargo, su actitud sumisa no debe confundirse con cobardía; de hecho, el joven paje asume que ha quebrantado las reglas y además faltado a la confianza del rey y por ello se muestra dispuesto a afrontar la muerte: “Matadme, señor, matadme:/ bien lo tengo merecido” Aunque pertenezcan a distintos estamentos, Gerineldo y el rey comparten los mismos valores, la misma idea respecto a la honra y a la lealtad.
Este podría considerarse el clímax del poema, el punto dramático más alto, pues no se sabe qué habrá de suceder. La brusca intervención de la Infanta aporta un giro inesperado aunque no una resolución de la historia.
Como se dijo al principio del análisis del romance, la Infanta muestra una personalidad peculiar: osada, voluntariosa y ahora, además, se muestra valiente puesto que interviene para evitar que su padre mate al hombre que ella ama. Es más: aún sabiendo que la diferencia social entre ambos es abismal, pide casarse con él sin preocuparse por lo que otros piensen o digan, y sin pensar en preservar el linaje real. Y aún va más allá: está dispuesta a enfrentar la muerte si esa fuera la suerte que corriera Gerineldo.
El final de romance –como es característico en este tipo de composiciones- es un final trunco; no sabemos qué sucedió a continuación. El final queda abierto a la imaginación del espectador/lector.

jueves, 13 de octubre de 2011

3er año. Pablo NERUDA: La bandera

La bandera


Levántate conmigo.

Nadie quisiera
como yo quedarse
sobre la almohada en que tus párpados
quieren cerrar el mundo para mí.
Allí también quisiera
dejar dormir mi sangre
rodeando tu dulzura.

Pero levántate,
tú, levántate,
pero conmigo levántate
y salgamos reunidos
a luchar cuerpo a cuerpo
contra las telarañas del malvado,
contra el sistema que reparte el hambre,
contra la organización de la miseria.

Vamos,
y tú, mi estrella, junto a mí,
recién nacida de mi propia arcilla,
ya habrás hallado el manantial que ocultas
y en medio del fuego estarás
junto a mí,
con tus ojos bravíos,
alzando mi bandera.

.

3er año. POEMAS DE PABLO NERUDA: La reina

LA REINA
Yo te he nombrado reina.
Hay más altas que tú, más altas.
Hay más puras que tú, más puras.
Hay más bellas que tú, hay más bellas.
Pero tú eres la reina.
Cuando vas por las calles
nadie te reconoce.
Nadie ve tu corona de cristal, nadie mira
la alfombra de oro rojo
que pisas donde pasas,
la alfombra que no existe.

Y cuando asomas
suenan todos los ríos
en mi cuerpo, sacuden
el cielo las campanas,
y un himno llena el mundo.

Sólo tú y Yo,
sólo tú y yo, amor mío,
lo escuchamos.