CAPÍTULO I. El narrador comienza indicando el lugar y el
tiempo en que acontecen los hechos, aunque esto último en forma vaga. La
interpretación más comúnmente aceptada no da particular valor a la ubicación
exacta en el tiempo; concede más importancia a los aportes del texto sobre
genealogía.
Se menciona una gran
hambruna que afectó aquellas tierras. Las calamidades públicas eran asociadas,
siempre, en Israel, a la idea de castigo de Yahvé por los pecados de su pueblo.
El hambre será, además, el factor desencadenante de la salida de Elimelec y su
familia rumbo a tierra extranjera.
Las incidencias de ese viaje han sido omitidas, al igual que
lo serán las incidencias del viaje de retorno que emprenderán Noemí y Rut,
porque el narrador sigue el método de concentrar su relato en torno a la acción
fundamental, relegando personajes y circunstancias considerados secundarios.
Moab, la tierra hacia donde van Elimelec y los suyos, además
de ser suelo extranjero, está habitada por una raza excluída para siempre del
pueblo de Israel por no haber socorrido a los israelitas cuando éstos huían de
Egipto.
Vale la pena detenerse en el significado de los nombres de
los personajes. Entre los hebreos, y en general entre los orientales, los
nombres tenían el sentido de una oración, muchas veces relacionada con el
nacimiento, los deseos del padre o sus proyectos para el porvenir. Las
interpretaciones más comunes de los nombres de estos personajes son los
siguientes: Elimelec equivale
a “Dios es rey” o “Mi Dios y mi rey”, Noemí:
“Dulzura”, “Consuelo”, “Delicia”, Mahalón y Quelión: “Dolencia” y “Desfallecimiento” . Orfa equivale a “Coronada de abundantes cabellos”, Y Rut significa “Amistad” y
también “Colmada”.
Apenas presentado Elimelec, es quitado de escena. Era
necesario como elemento unitivo y como conductor de la familia; su muerte,
quiebra la unidad en torno al padre, dando, por contraste una idea de
desintegración y desamparo. Los hijos le sobreviven diez años, y con ellos
Noemí no siente agudamente el dolor del destierro. La muerte de ambos
representa el desamparo absoluto para Noemí. Como personajes cumplen una
función parecida a la de Elimelec.
Ya en el total desamparo, Noemí decide retornar a Belén, más ahora que “Ha oído decir que
Yahvé había vuelto sus ojos hacia su pueblo y dádole pan”. La forma en que esto
se expresa muestra la identificación religiosa de bendición con ventura,en
oposición a castigo con desgracia. La mirada de Dios. Al
acordarse de su pueblo, cambia la desolación en abundancia.
Con respecto a la partida de Noemí no hay mayores detalles.
Lo distintivo es que primero hay una decisión pensada(retornar a Belén), y
luego hay otra súbita, inesperada: cuando rehúsa la compañía de sus nueras. Tal
vez el desandar el mismo camino que
hiciera con su marido e hijos diez años atrás la hace reflexionar. La
interpretación más común es que esa actitud a sus nueras es dictada por la
generosidad. Ella conoce las penalidades y humillaciones que viven los
extranjeros y quiere evitárselas a las jóvenes. Llevarlas consigo sería condenarlas
a todo eso, pues sabe que, si no las leyes, las costumbres les impedirán
contraer nuevas bodas en Israel.
La despedida inmediata añade urgencia a lo súbito de la
decisión, como si no quisiera dar a Orfa y a Rut el tiempo para pensar, o si
temiese que la propia emoción la hiciese flaquear en su propósito.
Cuando Noemí habla a
sus nueras tratando de convencerlas de que regresen a Moab, la narración
impersonal del narrador externo en tercera persona del singular se
interrumpe, y se introduce el discurso directo. Pese a la resistencia que
oponen las jóvenes y a sus llantos, Noemí se mantiene firme. Estructuralmente,
su argumentación tiene tres partes: a)
¿para qué venir conmigo? Deja la respuesta a la meditación de las jóvenes: no
la pide ni la espera.; b) para fundamentar su ruego hace una síntesis de toda
la desgracia que puede acontecerles en Israel, donde no tendrán esperanza de
redención, o sea de cambiar su suerte; c)las exhorta de nuevo y les da una
razón afectiva: su sufrimiento se acrecienta con el de sus nueras.
Frente a los mismos
hechos, cada personalidad se define de acuerdo a su fuerza interior, a sus
valores, a su concepto de la vida: Orfa desaparece de la historia: cumplió su
misión de destacar a Rut. La respuesta
que Rut le da a Noemí tiene tres partes: a) la negativa a abandonarla, b) las
razones para esa negativa y c) el juramento o imprecación. La negativa es breve y contundente. Luego,
las razones se explican en forma de una gradación, muy importante porque refuta
todos los argumentos explícitos o
implícitos de Noemí. La
imprecación da más fuerza y carácter sagrado a su promesa de no abandonar a su
suegra.
Del viaje de regreso
nada se dice. La narración salta al momento en que entran en la ciudad y la
gente reconoce a Noemí, quien responde con palabras en que desahoga sus penas y
sintetiza lo que le ha acontecido.
CCuando dice que al partir tenía todo y ahora no tiene nada, queda claro
que Noemí consideraba a su marido e hijos como la verdadera fortuna: sin ellos
falta todo, aunque regrese a la patria y recobre las tierras de Elimelec.
El capítulo se
cierra con un versículo que resume todo lo acontecido. Menciona todo aquello
cuyo conocimiento es indispensable para la comprensión de lo que sucederá y de
lo cual este capítulo es un preámbulo (introducción): los personajes, la
relación que los une, la calidad de extranjera de Rut, la tierra de que vienen,
el lugar al que llegan, y la época del año: “Comienzo de la siega de la cebada”,
es decir, el mes de abril.
CAPÍTULO II
Aparece un nuevo
personaje: Booz, pariente de Elimelec. El nombre Booz significa “vigor de vida”
o “hay fuerza en él”. Se le atribuyen riqueza y poder; tiene jerarquía dentro de la comunidad de
Belén.
Si bien Noemí poseía las tierras de su difunto marido,
éstas, cubiertas de maleza, abandonadas por diez años, no darían sustento a las
dos mujeres, por eso Rut necesitaba salir en procura del mismo.
La Ley de Moisés concedía a las viudas, los huérfanos y los
extranjeros, un privilegio de misericordia: respigar los campos tras los
segadores. Era una ley impuesta al dueño de la cosecha para que, recordando el
cautiverio en Egipto y la misericordia de Yahvé, la praacticara con los
necesitados. Al mismo tiempo, dignificaba al desamparado, transformando en
derecho lo que habría sido limosna, y la mera aceptación, en trabajo. Sin
embargo, el ejercicio de tal derecho no siempre era permitido, ya fuese por
egoísmo, indiferencia o avaricia, o para evitar el desorden que los extraños
pudieran crear en el campo, o el abuso de beneficiarios poco escrupulosos.
Rut muestra dignidad al buscar la solución en el trabajo,
aunque humilde y duro, en vez de la limosna, o de esperar que Noemí procure
sustento para ambas. En ningún momento rescata para sí el derecho de actuar por
propia decisión, después de que libremente enajenara su voluntad al servicio de
su suegra.
Estando Rut en pleno trabajo en campos de Booz, llega éste,
proveniente de Belén. Saluda y es saludado con la tradicional fòrmula religiosa
que recogerá luego la liturgia católica, y aún hoy es popular entre los
campesinos de Palestina. Inmediatamente advierte la presencia de Rut y
preguntra.
Siendo Booz tan
piadoso y justo como lo muestra el relato, no debería asombrarle la presencia
de una respigadora, pues habitualmente las habría en sus campos. El carácter de
extranjera de la muchacha es lo que le llama la atención. Se muestra al mismo
tiempo, que Belén era tan pequeña, que cualquier extraño era inmediatamente
reconocido como tal. La expresión “De quién es esta muchacha?” la familia a la
que pertenecía, o que la protegía. La respuesta del capataz destaca la
condición de extranjera y desamparada de Rut, y la generosidad para con su
suegra. Además hace notar su laboriosidad: ella ha trabajado a la par de los
hombres. El gesto y la palabra se unen para expresar la emoción de Rut: la
reverencia profunda, oriental, que expresa humildad y acatamiento, y sus
palabras, resumen su asombro y gratitud. (“Ella , entonces, inclinando su rostro
hasta la tierra, le hizo una profunda reverencia, y dijo: “¿De dónde a mí tanta
dicha…”).
Cuando Booz dialoga con Rut, demuestra conocer su historia;
tal vez no sólo tenga conocimiento de ésta por el relato del capataz, sino que,
siendo Belén por aquellos tgiempos, una población pequeña, ya todos deberían
saber de la llegada e historia de la nuera moabita de Noemí .
Booz pide a Yahvé que premie a la joven por su conductay
porque ella eligió la protección de “las alas del Dios de Israel” Esta metáfora
es de las pocas que aparecen en este libro (y, en general, las metáforas no
abundan en el Antiguo Testamento). Rut, sin falsa humildad, no niega el haber
hecho lo que hizo , pero le quita importancia al no comentarlo.
Tras el diálogo, hay un cuadro costumbrista, una descripción
de los sencillos hábitos del mundo campesino; el narrador habla del almuerzo en
el campo, probablemente compartido por el patrón, con una comida sencilla
aunque de porciones abundantes (otra demostración de la generosidad de Booz que
es quien provee del alimento a sus trabajadores).
En lo que se refiere a Rut, Booz indica a sus hombres lo que
han de hacer para facilitarle su labor y hacerla más productiva. De haberlo
querido, pudo regalarle una abundante medida de grano, pero la delicadeza que
ya demostró antes, se lo impide; intuye que a la joven , que prefirió trabajar
antes que medigar, la humillaría la limosna.
Cuando Noemí se entera de quién es el dueño de los campos de
los cuales su nuera trae la cebada, pronuncia una alabanza, a través de la cual
entrelaza lo presente con lo pasado, pues Booz fue, en otro tiempo, protector
de los que ahora están muertos (Elimelec y sus dos hijos). Noemí ve aquí la bendición y el perdón de Yahvé ,
por cuya voluntad, Rut ha ido a espigar justamente a los campos de un pariente
de Elimelec y que tiene, por tanto, obligación legal de socorrerlas.
CAPÍTULO III
En este capítulo se nota un cambio de actitud por parte de
Noemí que se vuelve aún más decidida. Aunque actuando indirectamente, provocará
incidencias favorables a los acontecimientos. Por otra parte declara su
responsabilidad con respecto a Rut y muestra su afecto a la joven, porque busca
además de solución a su vida, la felicidad de la muchacha.
Cuando llega el fin de la cosecha ,Noemí ya tiene un plan para asegurarle el futuro a
Rut junto a Booz; para ello se valdrá de varios elementos: la alegría propia de
la fiesta propia de esta época del año, la sorpresa causada por la presencia de
Rut en la noche y la influencia de la belleza de la joven, entre otras cosas.
Por eso aconseja a Rut que se lave, perfume y ponga su mejor vestido, lo que
destacará su belleza ante los ojos de Booz, por contraste con la imagen de Rut
fatigada y desarreglada en las horas de tarea. Por esto le aconseja que no se
deje ver y que no se le acerque hasta que él se haya dormido.
Rut obedece porque considera que Noemí tiene razón; le sobra
carácter para negarse si hallara que este plan va contra sus principios.
Entiende que lo que ésta le ordena es el único medio para cumplir con la Ley
(en este caso la Ley.
En los versículos 6 y 7 nos encontramos con una variación en
el estilo que se repetirá en otros fragmentos del mismo capítulo y que procede
de una imposición del tema. Así como en otros versículos sugiere más de lo que
dice, aquí el narrador detalla lo acontecido en la era, mediante una repetición
minuciosa de las otras indicaciones de Noemí .
La sabiduría de ésta se confirma pues su plan se va
cumpliendo punto por punto. Una vez repuesto de la sorpresa de hallar a Rut
dormida a sus pies, Booz alaba a la joven y pide a Yahvé que la bendiga por
esta nueva muestra de virtud: haber ido hasta allí y proponerse como esposa,
reclamando además la redención, todo por obediencia y cariño a Noemí. Él se muestra humilde al considerarse, a
pesar de su riqueza y su prestigio, en inferioridad de condiciones por su edad,
frente a los hombres jóvenes, y reconoce los poderosos atractivos de la
juventud. Únicamente en este pasaje podría encontrarse una alusión a la belleza
de Rut, al considerar que, pese a ser viuda y extranjera, tiene el atractivo
como para encontrar en los jóvenes de Belén el amparo que le está pidiendo a
él.
Las precauciones que toma Booz para que Rut no sea vista a
la hora de partir, dan muestra de su carácter, de sus valores; protege e la
joven de posibles habladurías que mancharían su reputación, influyendo
negativamente en su futuro y, especialmente en las decisiones del verdadero
“goel” (el pariente soltero más cercano, que es quien puede asumir la
administración de las tierras de Elimelec y casarse con Rut; Booz puede hacer
ese reclamo sólo si el otro no muestra interés).
CAPÍTULO IV
Tal como Booz le había dicho a Rut, convoca al pariente
soltero más cercano para tratar la cuestión del amparo a Noemí y Rut. Así como
la fuente era el lugar de cita de las mujeres, las puertas de la ciudad lo eran
de los hombres , por eso es allí donde se da el encuentro. Aquí tenemos otro cuadro costumbrista, como
el que mencionábamos con respecto al almuerzo del Booz y sus campesinos.
Como el pariente aludido no desempeña sino un papel
secundario( y acaso por menosprecio porque no cumplió las obligaciones que la
Ley le imponía), no se lo nombra.
Por tratarse de una escena donde tiene tanta importancia el
aspecto legal, hay minuciosidad en la descripción de las acciones y también se
emplean reiteraciones. Como variación en el estilo se nota cierta teatralidad
en la manera de narrar, más notoria que en los demás capítulos.
Booz quiere casarse con Rut, pero no tiene derecho a
hacerlo, pues no es el pariente soltero más cercano, como ya se ha dicho, por
ello quizás, recurre a una artimaña: hablarle del matrimonio con Rut –una
extranjera- casi como una pesada e inevitable carga que llevará quien ampare a
las dos mujeres. Calla todos los elogios y sólo destaca su condición de viuda y
extranjera. Añade lo que el otro ya sabe: que el hijo que su descendencia (el
primer hijo, para ser más precisos) será considerado hijo del difunto marido de
Rut y tendrá derecho a sus tierras( las tierras de su padre que el nuevo marido
de Rut debe comprar): así lo establece la Ley.
El otro renuncia a ejercer su derecho de parentesco pensando
en los perjuicios económicos (perdería en beneficio del hijo mayor, la tiera
comprada), y también político-familiar, pues, si tuviesen un solo hijo, éste
llevaría el nombre del difunto, mientras que el verdadero padre quedaría sin
descendencia legal dada por esa mujer. Y la condición de extranjera termina por
disuadir al pariente.
En los versículos 7 y 8, el narrador interrumpe narración y
diálogo para explicar una costumbre jurídica de aquel entonces: el intercambio
de las sandalias; el calzado simbolizaba posesión.
Con el matrimonio entre Rut y Booz y el nacimiento del
primogénito (Obed), Noeí recupera la alegría pues vuelve a tener lo que para
ella es la riqueza mayor: la familia. Y
ese niño representa la contnuidad de su sangre por los motivos que ya hemos
explicado.
Semejante a la escena de las puertas de la ciudad, en la que
se muestra la satisfacción de los hombres por la boda de Booz y Rut, y paralela
a ella, se muestra la alegría de las mujeres por el nacimiento del nieto de
Noemí.
La genealogía final que vincula a Rut con el rey David
, es para algunos críticos, una muestra de la transición entre la narración
histórica, y la novelesca. Siglos más tarde, Mateo y Lucas, en sus respectivos
Evangelios, y conservando la continuidad bíblica, incluirán esta genealogía en
la de Jesús, uno de ellos con mención expresa de Rut, dando así a la moabita el
más alto privilegio que pudiera imaginar una extranjera vinculada a la casa de
Israel: ser antecesora de aquél en quien se renovaría la Alianza y se cumpliría
la promesa mesiánica: Jesús. Por eso se dice que el tema del Libro de Rut es la
recompensa a la fidelidad (ya sea a su suegra Noemí, ya sea a Yahvé, el dios
que adoptó por libre voluntad).